"Si quieres ser feliz solo un día, emborráchate; si quieres ser feliz un mes, cásate; si quieres ser feliz un año, mata a tu cerdo; si quieres ser feliz toda la vida, hazte jardinero". Proverbio chino.

lunes, 23 de febrero de 2015

2ª parte de Historia de la Moda. Breve paseo sobre los accesorios. El abanico. Abanicos Andrés Pascual: una historia de amor.

El abanico


La existencia del abanico, en un avance de su historia, se remonta a tiempos inmemoriales, desde civilizaciones primitivas a más civilizadas, excepto, parece ser, en la Edad Media, donde hubo un lapsus, pero sin embargo pasaría a formar parte de la liturgia cristiana, aunque más tarde, en el siglo XIV, caería en desuso, limitándose su empleo a  las misas solemnes y procesiones papales, pero no era todavía el abanico que hoy todo el mundo conoce, si no el flabellum, compuesto de plumas de pavo real, hasta su desaparición después del Concilio Vaticano II, conservándose su uso en la iglesia griega y Armenia, pero tampoco este era el mismo de origen, si no que ahora se llamaba rhipidion, desarrollándose este a partir del flabelo, compuesto de un disco y empuñadura larga, que podía ser de oro con incrustaciones de piedras preciosas y que el diácono o ayudante de la ceremonia lo usaba para ahuyentar a los molestos insectos del altar, pudiendo ser hasta sonoros en algunas formas de su uso en las ceremonias, como en la India, pasando más tarde a ser de adorno en los altares y en las procesiones.
Procesión del Corpus, en Roma el Papa Flabelli. Litografía 1830. C. Commons
                                                                      El abanico, en sus diversas formas y nombres, fue utilizado para diversos fines, como dar aire, su fin primordial, boato en las ceremonias, espantar molestos insectos, proteger de los rayos solares, avivar el fuego, y no olvidemos, como arma de seducción femenina, donde llegó a crearse un verdadero lenguaje sin necesidad de mediar palabra alguna. Hoy día, puede parecer una cursilería, pero no me digan, cuando una dama llevaba su abanico a su frente levantando el cabello, diciendo a su adorado que piensa en él y que no lo olvida, o apoyar el abanico en
Santa misa en India. Véase el uso del rhipidion, dcha e izda de la imágen. S. Cheakkannal. C. Commons.

los labios ¡bésame! ¡no me digan que no era delicioso! La creación del lenguaje del abanico llega obligado por las circunstancias. En el siglo XIX, como antes, no era fácil para las damas de la alta sociedad europea,  comunicarse con el elemento masculino, siempre acompañadas de sus madres o de la “carabina” de turno, velando siempre por el honor de las doncellas, sobre todo en las recepciones a las que acudían, si bien el lenguaje se extendería a las no doncellas, amantes y casadas. Antes de fijarse este “lenguaje” definitivo, había aparecido otro en París, según cita Boehn, aunque no duraría mucho, llamado telegráfico, donde con la ayuda de un índice telegráfico en su cara interior, expresaba por medio de letras el sentir de sendos interlocutores. No obstante, el lenguaje definitivo del abanico, como ya hemos dicho, sería el deliciosamente gestual del mismo y al que ya hemos puesto un pequeño ejemplo. Es de suponer que, con el invento del teléfono, en 1854, decayese tan delicioso lenguaje, así como la epistolar, hasta desaparecer hoy día con los cambios de libertad y nuevas formas de comunicación.
Flabelos del antiguo Egipto (centro imágen) 1868. N, York Public Library
El abanico tuvo tiempo más que suficiente para su desarrollo, siglos de cambios y de modas, hasta que apareció el primer ventilador, a motor o eléctrico. No obstante, a pesar de los adelantos tecnológicos, hasta llegar al aire acondicionado, nunca desaparecería ni desaparecerá del todo. Seguramente, la necesidad hizo que se inventara el abanico, casi sin pretenderlo, primero utilizando grandes hojas, vegetales, como la Naturaleza las ofrecía, como podían ser las hojas de palmera, y luego pasando a distintos materiales: de plumas diversas, sobre todo, al principio, de pavo real y más tarde de avestruz que eran más recogidas, al ser rizadas, papel, pergamino, paja, seda, cuero, de tul o ricos encajes, etc. En cuanto a la sustentación del pais o paisaje, así se llama a la tela, u otro material,  que va adherida a la baraja o varillaje, si lo lleva, ya que hay abanicos que prescinden del pais y lo conforma solo un varillaje unido por un soporte plegable, estos, así como la empuñadura de los primeros abanicos, pueden estar hechos de ricos materiales, oro y plata e incrustaciones de piedras preciosas, nácar, carey, marfil, de ricas maderas, etc. Aunque el verdadero abanico plegable, en forma de rueda o semicircular, como objeto manejable que conocemos hoy, no llegaría hasta el siglo XVI, sin mango y pudiendo ir el varillaje calado o pintado, siendo su origen oriental, procedente de Japón.  En cuanto a su forma posterior, era conocido en forma de rueda, como ya hemos hecho referencia, el aventador que consistía en una lámina rígida que sostenía un mango en su centro, y la bandera, que se acoplaba el mango a un extremo de la lámina, como dicho artilugio que lleva su nombre.

Abanico de guerra japonés, Gunsen (samurai) 1800-1850. Hecho de hierro, bambú y laca. Museo de Arte asiático. S. Francisco. California. Autor: Broken Sphere. Wikimedia Commons.

Distintas representaciones artísticas, como bajorrelieves, frescos, piezas halladas en tumbas y citas literarias de diversos autores clásicos de los distintos pueblos de la antigüedad, dan fe de la existencia de aventadores y flabelos. Numerosas culturas, como babilonios, egipcios,  persas, así como griegos y romanos, conocían ya tales artilugios. Considerando algunos autores, que los hallazgos más tempranos de este adminículo, se remonta al siglo VIII A. C. en China, abanico no plegable, o sea, fijo, y en el siglo IX, después de C. en Japón el abanico ya plegable y que pasando por China, llegaría hasta Europa vía comercial. En China, el abanico era usado por ambos sexos. Era muy usado personalmente, yendo más allá de refrescar el aire, era un elemento decorativo, además de elegante, fabricado artesanalmente con ricos materiales, como la seda y pintados con suma delicadeza y exquisitez.
Abanico de hierro, japonés, llamado Tessen. Castillo Iwakumi. Japón. Wikimedia Commons.
En Japón, donde se piensa que nació, aunque parece ser que en China ya existía, llegaron a usarlo los guerreros en sus ejercicios y a modo de arma y de saludo. Estos eran de varios tipos, con distintos nombres y estaban hechos de diversos materiales, como madera, latón o hierro, etc, según sus diferentes usos.
Los abanicos egipcios se llamaban flabelos, eran grandes, fijos a un mango largo y de forma circular. En sus principios, estaban hechos de hojas secas y plumas. Portados por esclavos o cortesanos, su uso era obvio, dar aire y espantar a los insectos, al tiempo que era un atributo real, como en otras culturas.
Cabeza de maza de Horus Escorpión II. Autor: Jon Bodsworth. W. Commons
La representación más antigua que se conoce en Egipto, es la cabeza de una maza ceremonial que perteneció a Horus Escorpión II, donde puede verse claramente a dos esclavos portando abanicos. También se hallarían flabelos en bajorrelieves y ajuares funerarios, como en la tumba de Tutankamón.
Los griegos tenían varias clases de abanicos, el miosoba o espantamoscas, el rhipis, para avivar el fuego, y el psigma, para su uso más conocido, refrescar el aire, mediante el movimiento. El flabelo griego  llegaría de Egipto. Eurípides, en su tragedia “Helena” hace referencia a un eunuco que abanica a la mujer de Menelao mientras duerme. Otros autores griegos también los citarían.
Los romanos, los denominarían flabelos, estos pasaron a Roma por la civilización etrusca y estos por la griega. Las matronas romanas eran abanicadas por sus esclavas, lo cual las llevaban consigo allí donde fuesen. No menos lo usarían los romanos en sus convites, haciendo que esclavas, jóvenes sirvientes o eunucos, los usasen para aliviar el calor o espantar los insectos a los comensales. Estos últimos, de menor tamaño, semejantes a los miosobas griegos, los llamaban muscaria.
"Griega con abanico" de una Hydria de Kertsch.
Ermitage. Leningrado. Salvat Editores. Boehn.


Retomando la Edad Media, ya nombrada al principio, decíamos que en el siglo XIV el abanico caía en desuso en la Iglesia, salvo en grandes ceremonias, sin embargo, las primeras referencias del abanico en España, entre otras, suceden en dicho siglo, en la Crónica de Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso, donde se cita “el que lleva abanico” en el que se menciona como labor de nobles que acompañan al rey. También hay referencias de abanicos, entre otros, el que se hizo del expoliado patrimonio, caída en desgracia, de Doña Juana I de Castilla (1479-1555) me niego a llamarla “la loca”. Murió en 1555, pero ya estaba “muerta” hacía casi cinco décadas, como bien dice, Miguel Ángel Zalama, en su libro “Vida cotidiana y arte en el palacio de la reina Juana en Tordesillas”, cuando la encerraron de por vida en Tordesillas, para impedir su sucesión efectiva a la muerte de su esposo, Felipe El Hermoso. Es cierto, que mentalmente no estaba bien Doña Juana, pero no estaba loca, en el sentido que se considera la locura. A todas luces, tendría alguna enfermedad, se dice que esquizofrenia, que en esa época no se la pudieron tratar y que los acontecimientos a que estuvo sometida, algunos infrahumanos, empeorarían su estado mental.
Prosiguiendo con el abanico en España y por añadidura en Europa, las primeras referencias contradicen que se introdujeran los primeros abanicos en Europa por los portugueses en el siglo xv, cuando, como hemos dicho atrás, hay referencias en el siglo XIV, final de la Edad Media, si bien es cierto que los lusos abrieran abrieron rutas comerciales con China y Japón. Pero en España, no solo la vía de entrada fue por Portugal, que sería lo más razonable por su proximidad, si no que fueron también por otras vías, como la árabe o con la conquista de América. No obstante, ya se conocían referencias, o documentación, en las Cortes europeas en el siglo XII.
Imágenes: ( arriba, izda) Abanico de plumas de avestruz. Galeria Schleissehim. / Arriba, dcha. Tiziano. Abanico de bandera. / Abajo, izda. Anónimo. Abanico redondo de plumas de avestruz. Colección duque de Devonshire. / Abajo,dcha. Rubens, grabado de J. Müller. Abanico de varillas abierto. / Fuente: Salvat Editores. 
Obra de Boehn. 1944.
Imágenes: Arriba, izda. Painbus. Abanico con varillaje. / Arriba, dcha. S. Saveri, abanico de varillas. / Abajo, izda. Van Dick, abanico de plumas en cascada. Galeria Liechtenstein. / Abajo, dcha. Caricatura alemana, 1629. Copia de un grabado. Abanico discoideo de plumas de avestruz. / Fuente: Salvat Editores. Obra de Boehn. 1944.

Imágenes: Arriba, izda. Moreau el joven, 1777. Abanico de varillas. / Arriba, dcha. Roslin, 1782. Abanico, pericón./ Abajo. Tiépolo. Fresco de la Villa Valmorana,1737. Abanicos. Fuente: Salvat Editores. Obra de Bohen, 1944.

Lo que si está claro, es que el abanico plegable, como el que se conoce hoy, aparece en Europa en el siglo XVI o XVII, a través de Portugal, aunque hay autores que dicen que primero fueron los jesuitas, cosa que no sería de extrañar, por la expansión de estos a lugares remotos. Personajes influyentes, además de los monarcas, en las Cortes europeas, como, por ejemplo, Catalina de Médicis, en Italia o Enrique III, en Francia, serán de suma importancia en su difusión y moda en occidente. En la obra satírica “La isla de los hermafroditas”, donde se describe la corte del afeminado Enrique III, refiriéndose al atuendo de uno de sus mignons, dice: “Llevaba en su diestra un instrumento que se plegaba y desplegaba, obedeciendo tan solo a la presión de un dedo; se le llama abanico. Era de pergamino recortado con extraordinario cuidado y delicadeza, rodeado de un encaje del mismo material. Lo suficientemente grande para ser usado como sombrilla para evitar la radiación solar, proporcionaba al abanicarse agradable fresco al delicado cutis”. Los abanicos de este rey eran de seda, adornados con encajes de oro y plata. ( Fuente: Accesorios de la moda, de Max von Boehn).

 Sin embargo, en la alta Edad Media, la reina Teodolinda, reina de los lombardos, ya usaba una especie de flabelo plegable, expuesto, junto a otros tesoros que donó a la Iglesia, en la catedral de Monza.El abanico, aventador, flabelo, como quiera se llamase en sus formas, también era conocido en las Indias Occidentales, cuando hemos hecho referencia a la conquista de América. Incas y aztecas los conocían. Colón, a  su regreso de su primer viaje a América, traería, entre los presentes entregados a Isabel la Católica, un abanico de plumas, y  Moctezuma regaló a Hernán Cortés abanicos de magníficas plumas y empuñadura de oro.
Con el tiempo, España pasaría de importador a gran exportador de abanicos, apreciados por su gran calidad, rivalizando con franceses e italianos, productores punteros. En el siglo XVIII, bajo la protección del conde de Floridablanca, se instaló en dicho país el abaniquero francés Eugenio Prost y en el mismo siglo se crea el gremio de abaniqueros y se funda la Real Casa de Abanicos de Valencia. Ya el siglo XIX, el marqués de Colomina tuvo mucho que ver en esta difusión del abanico español, contratando afamados pintores, como Benlliure o Plá. Antes, otros pintores lo añadirian a sus obras, como Velázquez y su dama del abanico. 
"La Dama del Abanico" Velázquez. Wallace Collection.
Generalmente, el abanico, considerado como un arte menor, los artistas no los firmaban, hasta que dejó de serlo y adquirir una importancia inusitada, promovido por la realeza. El abanico fue utilizado, en un principio, por ambos sexos, aunque el tamaño del de los hombres era más pequeño, de bolsillo, pero ya en el siglo XX, pasará a ser de uso exclusivo de las damas. Se consideraba al hombre muy torpe para usarlo. Y hablando de tamaños, existía el abanico de pericón, de grandes dimensiones, utilizado en el baile y la danza, especialmente en el flamenco. Confeccionado con diversas técnicas, entre ellas, la del encaje de bolillos. Una referencia de ello, lo describe García Lorca en su obra “Don Cristóbal y la señá Rosita”, 1937. Volviendo al siglo XIX, España fue siempre más austera en el vestir y tardaría en llegar el colorido, como había llegado ya a otro países de Europa. En esa época, la forma de vestir determinaba la posición social. Las señoras de clase alta vestían con encajes y blondas, mientras las de clase más baja, de paño, salvo que se apañaran para mejorarlo. Entre esas dos clases, estaba la intermedia, la burguesía, tratando de imitar a la clase preferente. Sin embargo, estas diferencias se igualaban en el uso del abanico, usado por las señoras de toda condición social, llegando a ser imprescindible en todos los ámbitos. Viajeros, como Henry David Inglis,  llegó a decir en una de sus crónicas de viajes “la mujer española es capaz de salir a la calle descalza, antes que sin el abanico”.
"Salida de misa en Rocafort" José Benlliure Ortiz. Museo de Bella Artes de Valencia.
En Europa, estuvo muy valorado el abanico español. La cita que hace al respecto Max von Boehn, en su magnífica obra, Accesorios de la moda, es muy ilustrativa. “Los abanicos de cuero españoles eran muy apreciados por estar intensamente perfumados, y en aquel tiempo en que el aseo personal no era tenido en mucha consideración, el fuerte y exquisito perfume disimulaba los olores de distinta naturaleza que se esparcían por doquier. De Ana de Austria, madre de Luis XIV y nacida infanta española, decía una vez la princesa de Montpensier. A pesar de que la reina madre tiene siempre entre sus manos un abanico de piel de España, se percibe el olor de sus llagas”.
Si habría que escoger en España una comunidad donde el abanico fuese más popular, en el sentido de su uso, ya que en su fabricación Valencia es puntera, esta sería sin duda Andalucía. El calor tiene mucho que ver en ello, pero no menos el folclore andaluz y el flamenco. Me atrevo a decir, como un piropo a la mujer andaluza y al abanico que, si todas la mujeres de Sevilla movieran sus abanicos al mismo tiempo, con la gracia y salero que lo hacen, refrescarían la ciudad sevillana.
"A los toros" Cecilio Plá. Colección Lozano Casanova.
Enumerar las anécdotas, curiosidades o leyendas que ocurrieron alrededor del abanico, seguramente haría falta un buen tomo. He aquí algunas curiosidades, algunas entresacadas de la obra de Boehn: Cuenta una leyenda que el primer abanico lo arrancó de un árbol Adán para ofrecérselo a Eva. En el siglo XVIII, considerado la Edad de Oro del abanico, Joshep Addison, cofundador de la publicación The Spectator, decía: “una mujer sin abanico equivalía a un hombre sin espada”. “En Versalles, la etiqueta prohibía abrir los abanicos en presencia de la reina; a lo sumo se permitía que se desplegasen a manera de bandejas para entregar algo a la soberana. La baronesa de Oberkirch tuvo la desgracia que se le rompiese el abanico cuando quiso enseñarle de cerca el brazalete a Maria Antonieta, que era algo miope”. Se dice de Charlotte Corday, cuando perpetró su atentado contra Marat, que no dejó el abanico de la mano en el momento del hecho. Llegó a tal auge el uso del abanico que, en un momento dado, algún médico alertó de su peligrosidad para la salud, alegando, entre otros mil disparates “que nada hay más perjudicial para el cuerpo que refrescar una parte de él cuando está acalorado”. Lo mismo pasaría con el uso del corpiño. Pero, quizá, la anécdota más sonada, en la que interviene el abanico, seguramente fue la del incidente diplomático que hubo entre el gobernador otomano o dey de Argel, Hussein Dey, en 1827, y el cónsul francés Pierre Deval, al golpear el dey a este con su matamoscas, aprovechando Carlos X de Francia para pedir una demanda de disculpa, bloquear primero el puerto y tres años más tarde invadir Argel. Terminando, después de 313 años, con la ocupación otomana y comenzando la colonización francesa en Argelia.
Abanico, pericón. Museu Arenys de Mar. Catalonia.
La forma del abanico, fue más o menos invariable, aunque algunos llevaban agujeros para mirar a través de el o anteojos incorporados; otros, espejos, reloj en su empuñadura y una infinidad de variantes según la forma en que se abriera, como la forma de un violín de director de baile, o la aparición del abanico autógrafo, que cita Boehn, donde su poseedora coleccionaba firmas de personajes ilustres y que no duró mucho. En cuanto a los motivos pintados, no fueron siempre motivos vegetales, escenas bucólicas o mitológicas, si no también versaban sobre acontecimientos históricos y sucesos del momento.
En un uso tan extendido como el del abanico, no faltaron exposiciones. Siendo la primera en importancia, la que celebró el South-Kensington-Museum de Londres, 1870, bajo el patrocinio de la reina y de la alta nobleza de Inglaterra. En la actualidad se celebran muchas exposiciones en España, algunas retrospectivas como las del Palacio Real de Madrid, como la que se hizo en el Museo Lázaro Galdiano, exponiendo 24 abanicos del siglo XVIII, la Edad de Oro del abanico, o la exposición de abanicos que se expone en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, en Valencia, sin olvidar la exposición permanente Museo del Abanico\ Museu del Palmito de Aldaia, creado por la Asociación de Abaniqueros Artesanos de Aldaia, también en Valencia.

Y otras exposiciones itinerantes, como la de la asociación de pintores artesanos abaniqueros "Abanicate con la vida" que expuso una magnífica colección en el, ya citado, Museo del Abanico, de Aldaia. 
Casa de la Llotgeta. Aldaia. Museu del Palmito. Fuente imágen: Gentileza de la Asociación de Artesanos Abaniqueros de Aldaia y "Abanicate con la vida".
Por su pasado histórico y su importancia con el abanico, tengo que insistir en la Comunidad valenciana, ya nombrada, concretamente el pueblo de Aldaia, donde medio pueblo vive para el abanico o del abanico, llamado allí palmito por los aldaieros. Aldaia fue de siempre un pueblo de artesanos, juguetes, pipas y sobre todo el abanico, eran algunas de sus manufacturas hasta que llegó la Revolución Industrial. La fabricación del abanico fue pasando de generación en generación, hasta nuestras días. Los aldaieros estan dispuestos a que su pueblo sea la cuna del abanico.
Museu del Palmito. Aldaia. Exposición permanente de la Asociación de Abaniqueros Artesanos de Aldaia. Fuente imágen: de "Abanicate con la vida".
Una de las últimas iniciativas, ha sido la creación del Museo del Abanico\ Museu del Palmito de Aldaia, por la Asociación de Abaniqueros Artesanos de Aldaia, en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y restaurado para la causa del abanico, La casa de la Llotgeta, inaugurado en una de las fiestas que lleva su mismo nombre, Fiesta del Palmito. Pero no puedo pasar de largo, sin mencionar la fábrica de Abanicos Andrés Pascual, de Aldaia,  ya que han tenido la gentileza, con Macarena Andrés, al frente de la firma, además de propietaria, darme permiso para usar su muestrario de abanicos y su valioso saber, y así completar mi historia del abanico, y que mejor, sin subestimar a nadie, que la solera de esta familia de abaniqueros que, además tiene como fondo, una preciosa historia de amor y en medio de ella el abanico o palmito. Verán porqué:


Abanicos Andrés Pascual: Una historia de amor entre abanicos


Imágenes: En el centro, Carmen Blasco y su hijo Claudio Andrés, iniciadores de la saga de abaniqueros Andrés Pascual. \ En los extremos, bancos antiguos de trabajo y operario varllajero. Fuente, imágenes: Gentileza de Abanicos Andrés Pascual y de la Asociación de Abaniqueros Artesanos de Aldaia.


Erase una vez...una linda y hacendosa moza que se llamaba Carmen y un apuesto y trabajador mozo que se llamaba Salvador. Ambos trabajaban en una fábrica de abanicos. Ella era teladora, él varillajero. Fue amor a primera vista, desde el primer encuentro; primero las miradas, la de ella recatada, la de él incontrolable, como la de todo hombre enamorado, y en medio, como no podía faltar, el lenguaje del abanico. El amor de Carmen Blasco y Salvador Andrés se desarrolla entre siseos de sierra, de tela y de seda, entre aromáticas maderas, aprestos y pinturas y al final la primorosa obra acabada del abanico, como el amor que les unía y les llevaría a la vicaría. Una vez casados, con el oficio aprendido y el amor consolidado, decidieron caminar juntos en la mágica aventura de la confección de abanicos, naciendo la fábrica Abanicos Andrés. Corría el año 1880. Fruto de ese amor entre abanicos, nacieron cuatro hijos. Pero el destino, quizás envidioso de tanta dicha, se llevó a Salvador, dejando desolada a la familia. Carmen no se arredró por ello, aunque más de una lágrima derramó al cerrar el taller de abanicos cada día para volver a la casa, vacía sin su marido, aunque recibía a sus hijos con la sonrisa en los labios. No, Carmen, mujer fuerte, no se acobardó a lo que se le venía encima y además en una época que no era fácil para la mujer, sometida culturalmente al hombre. Continuó con la tarea que comenzó con su marido, sacando adelante a sus cuatro hijos. Esta historia fue el primer eslabón de la saga, para que después continuaran con la tradición abaniquera dos de los hijos de Carmen y luego los descendientes de aquellos, culminando con la actual fábrica de abanicos Andrés Pascual, fundada hacia el año 1960, regentada en la actualidad por Macarena Andrés, biznieta de Carmen y Salvador, hija del fundador, C. Andrés Pascual, llegando a ser este maestro mayor del gremio de abaniqueros. Ya son casi la quinta generación, como dice Macarena Andrés “…ojalá que en un futuro, mis hijos puedan seguir en esta tarea tan bonita y tan nuestra, como es la fabricación y el mundo del abanico, pasando así a ser la quinta generación de artesanos abaniqueros de la familia Andrés”. Y quien sabe, si se repite otra vez otra historia de amor entre abanicos, como la  de Salvador y Carmen.
En abanicos Andrés Pascual, se pueden encontrar sencillos abanicos, pero deliciosos
como el de abajo de la imágen, hasta delicados y suntuosos, de nácar o madreperla, arriba.

Agradecimientos:
A: Wikipedia.\ C. Commons.\ Salvat Editores, Historia de los Accesorios en la Moda, de Max von Boehn, 1944. A Silvia, propietaria de dicha obra.\ Abanicos Andrés Pascual.\ Abanicate con la Vida, asociación de pintores artesanos abaniqueros y a la Asociación de Abaniqueros Artesanos de Aldaia.


viernes, 9 de enero de 2015

2ª parte de Historia de la Moda. Breve paseo sobre los accesorios. El encaje. Presencia de la flor y motivos vegetales.

Introducción

“Abanicos, encajes, guantes, bastones, joyas, tal vez lo más primoroso y delicado que ha inventado el ingenio de los hombres; a veces verdaderas obras de arte, de un arte amable y poco transcendental que no tiene otro objeto que embellecer y alegrar la vida. Todo el espíritu de una época, acaso lo más delicado, lo más difícil de captar en ella, se encierra en estas frágiles maravillas, destinadas a tener un reinado efímero y, arrumbadas por un cambio del gusto, a parecer tan risibles como poco antes habían parecido amables, pero cuando por azar aciertan a conservarse, nos cuentan con voz muy clara los más íntimos secretos de los muertos”. Marqués de Lozoya. (Fragmento) Estudio preliminar sobre el libro “Accesorios de la moda” de Max von Boehn. Salvat Editores, S. A. 1944.
Nota. La mayoría de las presentes fotografias corresponden a dicha obra mencionada atrás. Estas, han sido adaptadas al tema que nos ocupa. Mi agradecimiento a Silvia, propietaria de tan magnífica edición, sin ello, no hubiera sido posible deleitarles a Vdes. con imágenes de tan primorosa obra.
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El vestir con pieles fue una necesidad básica para el ser humano, en principio al perder el pelo, su protección natural contra las inclemencias del tiempo, aunque luego vendrían otros condicionantes, como adorno, seducción y pudor, según Flügel, y después lo haría James Laver. Así, primero las pieles, luego la lana, lino, algodón, hasta llegar a la seda, llegando a ser algo ya estético y artístico, según se fueron marcando los cánones de la moda, incluso la forma de vestir reflejaría una determinada posición social. Así pues, la vestimenta y sus accesorios, se convertían también en un lenguaje corporal, junto a otros gestos como el modo de caminar, incluso de danzar.  No obstante, todo supeditado al contexto de las distintas civilizaciones y factores como el clima y la situación geográfica. Así pues, también la creación de los accesorios fue también una necesidad para complementar la moda en el vestir, o crear adminículos con las necesidades de los tiempos.
El principal propósito de esta entrada, es volver a los accesorios de un tiempo pasado, pero haciendo un poco hincapié en los motivos vegetales, principal tema de este blog, en que jóvenes y no tan jóvenes nunca conocimos en toda su plenitud creativa, en las que los medios tecnológicos eran solo prácticamente las manos y mucho amor. 
El encaje

Baile en la Corte de Enrique III. Donde pueden verse distintos tipos de golillas y vestimentas, a tenor de la época. Autor anónimo. Louvre. C. Commons.

El encaje es definido como un tejido ornamental, que lo es, pero he creído conveniente incluirlo como accesorio, como lo hace el escritor e historiador Max von Boehn, en su famosa obra La Moda: Historia del traje en Europa, desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días.  Se llama encaje por encajar, en sus principios, una pieza con otra, denominándose también randa, del alemán rand, borde u orilla. La autoría de su invención es muy disputada, aunque se cree que fue un invento alemán, por haberse hallado, precisamente en Alemania, los primeros figurines de moda, editados en 1525, no obstante, antes, hacia 1500, aparecieron en los Países Bajos artículos de lino calados, sospechando que fuera aquí donde naciera el encaje, propiamente dicho, al mismo tiempo que en Italia, ya que hay indicios de que fueran unos mercaderes venecianos los que importaran la técnica del encaje a Suiza. No obstante, sus precedentes son muy remotos, hallándose en sarcófagos egipcios telas de lino caladas, mediante la supresión de hilos, encontrándose también semejanzas en otras latitudes.
Imágenes, arriba, de izda a dcha. (1) Encaje de bolillos. Volante de un alba. Comienzo siglo XVIII. Bruselas. (2) Encaje a la aguja, siglo XIX. (3) Delantal de encaje veneciano, siglo XVI. (4) Bordado italiano con calados y encajes de aguja. Siglo XVI. (5) Puntillas y cuello. Escuela italiana. Siglo XVI. (6) Encaje inglés a la aguja. Siglo XVII. 
En el siglo XV ya se ven dobladillos y calados, pero ya fueron conocidos por asirios y babilonios y más tarde los griegos, pero el nombre de puntilla, con que se llama a estos adornos hay que buscarlos en otros orígenes. Puntilla que estará emparentada con el encaje de bolillos, distinguiéndose, la segunda, por tener mayor aplicación en el trenzado. Dicha evolución de su técnica hacia el encaje de bolillos, bien culminará a la pasamanería o al calado a la aguja, técnica que queda tan parecida a un encaje que se puede confundir con el, y los que somos profanos en la materia sin ninguna duda caemos en ese error.
Imágenes, arriba, de izda. a dcha. (7) Cuello de encaje de bolillos de Flandes. Siglo XVII. (8) Cuello de encaja de bolillos. Siglo XVII. Posiblemente español. (9) Cuello de encaje de Venecia. Siglo XVII. (10) Encaje francés 1665-1720. (11) Encaje de Venecia. Cuello. Segunda mitad siglo XVII. (12) Encaje de bolillos de Valenciennes. Mitad siglo XVIII. 
Según Boehn
“Los primeros encajes notables fueron los de bolillos, a menudo, al principio, en dos o tres colores, pero después, al generalizarse esta clase de labores,  fue imponiéndose y acabó prevaleciendo un solo color.” Al ser de un solo color, tenía sus ventajas sobre  los de color o dorados, que podía ser lavable. De forma paralela, el trabajo del encaje de aguja  también se va desarrollando, alcanzando su máximo refinamiento en Italia, concretamente en Venecia. No es difícil adivinar el porqué del auge de la labor del encaje de bolillos: no era una técnica complicada, los resultados eran sorprendentes y las señoras ocupaban su ocio de manera más satisfactoria.
Imágenes, abajo de izda. a dcha. (13) Encaje de bolillos de Malinas. Comienzos sigloXVIII. (14) Encaje de Alençon. Primera mitad siglo XVIII. (15) Encaje de vestido de bolillos de seda negra. Época napoleónica. Viena. (16) Arriba. Mantilla de encaje de Bruselas. Exposición Universal de París 1867.
Si para las señoras de cierta alcurnia, era una grata labor, no digamos para las de clase humilde, originando nuevos ingresos a la familia. Tanto fue así
,  “que, Felipe II, en 1590, creyó conveniente prohibir la labor de bolillos, para evitar que la gente del pueblo continuara negándose a ofrecerse como domésticos”. No obstante, desarrollo y demanda del encaje fueron siempre a la par, añadiendo aplicaciones como franjas y ribetes a dichas labores, hasta llegar a la combinación del encaje de bolillos y la labor con la aguja, lo que se llama point lacé. Y tal demanda, que las mozas veían una salida a estar ocupadas en una labor grata y remunerada, así como las monjas en los conventos, ora et labora,  que ya no fabricarían solo dulces, si no verdaderas obras de arte de encaje de bolillos, siendo tan famosos como los primeros, a la vez que muy solicitados. En los motivos, o en los dibujos, predominó las geometría , intercalado con figuras humanas, animales y plantas, estas últimas estilizadas. El dibujo en zigzag, lo promovió, por su forma, el uso de golas, cuellos y puños. Las flores y otras formas, como las empleadas en la cerámica, la usarían solo en los Países Bajos que, por otra parte, eran unos encajes difíciles de igualar, pues fabricaban el hilo más fino, de más bello colorido e imposible de superar.


La moda en el siglo XVI

Imágenes. Arriba, izda. Clouet. María Estuardo. Cuello y toca. Arriba dcha.Veronés. Retrato de la mujer del artista. Cuello y bocamangas. Abajo, izda. Anónimo. Enrique III de Francia. Pañuelo. Abajo, izda. Sánchez Coello. Margarita de Parma. Golilla y puños. Ermitage.

Imágenes, arriba. Pantoja de la Cruz. Infanta María. Delantal de niño, vista parcial. Abajo izda. Grabado de Müller, tomado de Rubens. Infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II. Golilla y puños. Abajo dcha. Wierx. Aguafuerte. Leonor de Borbón. Cuello.

La moda en el siglo XVII




Imágenes. Arriba. Hals. Nodriza con niño. Cofia, golilla, bocamanga etc. Museo de Berlín. Abajo, izqda. Rubens y su mujer Isabel Brasit. Cuello, golilla y manopla. Abajo, dcha. Candid. Condesa palatina. Magdalena de Neuburgo. Golilla y puños.

Imágenes. Arriba, dcha. Pourbus. María de Médicis, Vda de Enrique IV. Pañuelo. Arriba, dcha. Delff. Gustavo Adolfo, rey de Suecia. Cuello. Abajo, izda. Bosse. Tienda de modas. Galeria del Palacio de Justicia. París. Abajo, dcha. A. Masson, tomado de Le Brun. Luis XIV. Corbata. 

La moda en el siglo XVIII

Imágenes. Izda. Bonnart. Señora con delantal. Centro. Watson. Señora joven con mantilla de encaje. Dcha. F. Cotes. Grabado de Watson. Lady María Boynton. 1770. Mangas engageantes.

La moda en el siglo XIX (1818-1842)

Imágenes. Arriba. Figurín de The Repository, 1820. Berlín. Volantes. Abajo. Winterhalter. La duquesa de Aumale. Volantes.

La moda en el siglo XIX (1843-1878)

Imágenes. De arriba abajo. Winterhalter. La duquesa de Montpensier. Mantilla española y abanico. Menzel. Retrato de Clara Schmidt de knobelsdorf, 1849. Mantilla. Galeria Nacional de Berlín. "Les modes parisiennes" 1854. Volantes. Abajo. Fotografías, 1861. Volantes.

Como bien dice Boehn, el encaje no hubiera llegado a tanta demanda e importancia, si solo se hubiera limitado a ser de uso con la ropa interior. El invento de la golilla, en el Renacimiento, fue el espaldarazo del encaje. Moda que nació en Italia, al parecer en la Corte de los Medicis.  La golilla, sujeta al cuello, estaba compuesta por un cartón de tela almidonada, sostenida por un alambre, semejante a un plato, y sobre ella se colocaba la Valona, de origen flamenco,  generalmente de encaje, que sin la golilla caía sobre los hombros. En España, su uso no fue muy aceptado al principio, pero Felipe IV, obliga por real pragmática, a usarla, pero colocada sobre la golilla. No obstante, estudiantes y letrados la llevaban de una manera sencilla, sin golilla y sin encajes. El vulgo los llamará “los golillas”, como antes llamarían “lechuguillas”, a los que llevaban esta prenda, en forma de lechuga o escarola, cuello que iba colocado en los escotes de camisas y gorgueras, aunque acabaría siendo también independiente, como la gorguera, gracias al uso del almidón y a los alambres forrados.  Sin embargo, de una forma u otra, el encaje estaría presente en todos estos complementos o accesorios.
En el transcurso del siglo XVII-XVIII, siglos llamados la edad de oro del encaje, este, no solo logró prevalecer a pesar de los cambios de la moda, salvo alguna exclusión de la indumentaria masculina en tiempos de la Revolución, si no que las golas adquirirían grandes dimensiones y por ende la valona, normalmente todo rematado por puntillas. Y como el cuello de lechuguilla, la gola se sustituiría por cuellos de encaje muy anchos, tanto en hombres como en mujeres. Pero la moda del encaje, no solo se limitó a los cuellos o la ropa interior, si no también a aplicaciones de puños, cofias, vestidos de niños, delantales, mantelerías y juegos de cama, así como escarapelas de encaje en los zapatos de los caballeros y ornadas con puntilla las ligas que llevaban alrededor de las rodillas. En España, la moda será más austera, menos llamativa que en otros países, buscando lo práctico y con calidad en los tejidos. Con tendencia a estilizar la figura, ya que se quitaba “lastre” a la moda de ensanchar los hombros, lo cual redundaba en la elegancia junto a los tonos oscuros, principalmente el negro, en el elemento masculino, y oscuros, pero de color, en el elemento femenino. El resultado de todo ello, el estilo español será muy apreciado y tenido en cuenta.

Epílogo
Como hemos visto, de manera muy sucinta, el encaje fue muy importante en todos los órdenes, hasta el punto de sopesar en las economías de los países. El encaje, terminaría prácticamente como verdaderamente empezó, al uso y adorno de las prendas más íntimas, pero como dice también Boehn, al final de su historia sobre el encaje “la moda es caprichosa y tal vez vuelva a acordarse de ellos”.  Porque la moda siempre vuelve, aunque adaptada a los nuevos tiempos.
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lunes, 27 de octubre de 2014

1ª parte. Breve paseo sobre la de Historia de la Moda. Presencia de la flor y los motivos vegetales.

La necesidad del hombre de adornar su cuerpo con flores, como parte de su atuendo, se remonta ya a la época primitiva. Viendo como todavía lo hacen hoy en algunos pueblos, se presupone que heredaron de aquellos dicha costumbre ancestral. Flores naturales, naturalmente, que por tradición se llevan prendidas en el cabello, el pecho, cadera y sombrero, aunque más tarde, viendo su efímera duración inventase las flores artificiales. Egipcios y chinos, fueron grandes imitadores de las flores. Miles de años a. C. los egipcios iniciarían una moda  
Antinoo, como Dionisios. Vaticano. C. Commons.
que llegaría a Roma y a Grecia.

Es sabido, que los griegos y romanos utilizaban coronas de flores y hojas confeccionadas con metales preciosos, uso o moda que, como hemos dicho atrás, habian traido de Egipto, pero no solo eran adornos o símbolos de dignidad o jerarquía, o coronando las gestas en los Juegos, si no también signos  y símbolos de iniciación ritual. 
Mujer Fayum. Egipto. Wikipedia
Así mismo, los romanos hicieron uso de coronas artificiales, artesanía que habían traído de Egipto, utilizando para ello marfil, cuero y metales plateados y dorados, incluso de cera y papiro. Las damas romanas adornaban sus vestidos, con flores artificiales hechas de papiro y seda, a la vez que las perfumaban con delicadas esencias. También nació y se expandió en Oriente la moda de ceñirse diademas de flores en la cabeza, como símbolo también de dignidad y jerarquía. Los chinos y japoneses, fueron verdaderos maestros en estas técnicas a destacar, empleando fibra de bambú coloreada y conjugando las flores con plumas de  bellas aves exóticas, de pavos reales y de delicada seda. En palacio, el protocolo exigía a las damas presentarse en la corte adornadas con flores artificiales de melocotonero; algo similar ocurrió en Francia con el vestuario de las damas de María Antonieta, donde era muy común que se adornasen también con motivos florales. Damas que se retrataban como la princesa de Lamballe, con adornos de flores en la enorme peluca y una guirnalda de rosas en la mano. Siguiendo la moda de los disfraces en el Versalles de Luis XIV, las damas acudían a las fiestas, llenas de imaginación y sentido del humor, vestidas de rosas y de naranjas.          
Tocado Kanzashi. Japón. Fuente: Web
En la Edad Media, en las fiestas campestres y en las bodas, las jóvenes adornaban su frente con guirnaldas de flores, siendo considerado un símbolo de virginidad, utilizándose todavía en los casamientos en algunas comarcas, como en Ukrania. En Japón, por ejemplo, aunque con connotaciones distintas, también se usan tocados de flores, moda llamada Kanzashi, pero en esta ocasión, festejando la llegada de la primavera. Y como no, no podía faltar mi cita con España, concretamente en Andalucia, donde el tocado, en forma de flor, junto a la peineta, si se tercia, pone su broche de oro en el famoso traje de flamenca, que lucen ellas, con gracia, salero y señorío, aunque no es óbice, como se aprecia también en la fotografia, abajo, las niñas luzcan diademas o coronas de flores, haciendo de la flor una moda intemporal.
En la fotografía, niñas andaluzas luciendo una, izqda, traje de flamenca  y la otra diadema de flores. Foto familiar.
El gran comercio profano de las flores artificiales adquirió su máximo esplendor en los últimos años de la Edad Media, en Italia; flores confeccionadas con pergamino, terciopelo y seda, siendo ornamento habitual en los peinados de las damas, moda que pasó a Francia llevada por los italianos. Pero el gran desarrollo en su fabricación, sería en el siglo XVII , adquiriendo tal importancia en Francia que solo se podía fabricar bajo privilegio real. A partir de entonces, las flores artificiales serían de común su uso como adorno en las casas y en los altares de las iglesias, incluso para hacer un
Tocado tradicional. Ukrania. Wikipedia
regalo. Sin embargo, en ese mismo siglo, las bellezas de la época Rococó preferían las flores naturales a las artificiales, vestidos que adornaban de lazos y con motivos florales. Luego, con el descubrimiento de América, se remplazarían los materiales habituales en la confección de las flores artificiales, como el papel y las telas, por las plumas de los exóticos pájaros americanos.
Más tarde, llegando el siglo XVIII, hasta los hombres se contagiarían de esa moda, luciendo una flor en el ojal, llegando por exigencias de la elegancia, que tipo de flor se debía usar, según la hora, circunstancia o lugar; por ejemplo, una gardenia se debía llevar en un traje de ceremonia, un clavel en uno de calle, o una violeta en un dandy, era lo más frecuente. Moda que llegaría con el tiempo a los chalecos y corbatas floreadas. En la segunda mitad de ese mismo siglo, Reynolds retrató a las damas inglesas con grandes sombreros floridos, como lo haria Vigee-Lebrun, quien retrató a María Antonieta. Afición floral que culminaría en los comienzos de la época victoriana, 1832, cuando las peinetas ya se decoraban con dibujos vegetales. Un
Maria Antonieta a los siete años. Wikipedia.
claro ejemplo de la moda de dicha época, son los tocados y complementos de flores que lucía Mary Todd Lincoln, la esposa de Abrahan Lincoln, expresidente de Estados Unidos; mujer no muy agraciada, pero inteligente y exquisita en el vestir para la época. Para ampliar las noticias de este auge, en 1834, el periódico vienés, Theaterzeitung, publicaba diversos modelos de peinados y de vestidos florales. Siguiendo estos antecedentes, Renoir, pintó Déjeuner des Canotiers, los sombreros floridos de finales de siglo. Comenzaba ya la moda de la flor a convertirse en una verdadera industria, las flores ya no eran utilizadas como adorno natural, si no que ya se reproducían en joyería y bisutería en exquisitas obras de arte, especialmente en brazaletes, pendientes y broches con los más diversos materiales. Pero ahí no terminaría la cosa, se utilizaría en estampaciones, como en la confección de pañuelos, dejando a un lado aquellos exquisitos y
Princesa de Lamballe. Wikipedia
artísticos pañuelos de encaje, pero poco prácticos, pero que servían para la suspirada y romántica congoja, o dejarlo caer con delicadeza para que lo recogiera el presunto galán de turno. No sería muy práctico, pero era bonito ¿no creen ustedes? Además de los pañuelos, los guantes y un largo etc. la presencia de la flor en los bolsos vieneses de petit point , pinturas, joyería, carteras de mano, cajitas, espejitos de mano, son todo un souvenir en la Viena de ayer y de hoy, moda implantada entre 1800 y 1900, moda importada especialmente de Austria, arte casi universal que todavía conservan, porque lo bello no muere, aunque quede reducido a un museo.
Aunque saliendo un poco del tema que nos ocupa, si la flor en la pintura no se considera una forma también artificial de crearlas,  Sévres, la famosa fábrica de porcelanas, se especializaría en pintarlas al natural. La primera manufactura real se creó en Vicennes, 1740, bajo los auspicios de Luis xv y Madame de Pompadour, trasladándose la fabrica a Sévres en 1756, por iniciativa de la Pompadour, su mecenas, cerca de su castillo de Bellevue, convirtiéndose en real factoria en 1759. En Vicennes, en 1748, se instauró una Fleurisserie, compuesta por una plantilla de una veintena de chicas jóvenes y con una sola dedicación, fabricar flores de porcelana.
Flores de porcelana de la Fleurisserie de Vicennes. Fuente: C. Commons
La atrevida empresa, pues no estaba bien visto que las mujeres trabajasen en ciertas labores, estuvo funcionando hasta 1756, ya que se prohibió trabajar a las mujeres fuera de casa. No obstante, se las ingeniaron para que pudieran hacerlo en sus casas, primero en Vicennes y luego en Sévres, siempre con el cuidado de no tener ningun accidente en el traslado de tan delicadas piezas ya terminadas, en su ir y venir de su casas a la factoria y viceversa. Así pues, las flores artificiales, con permiso de las naturales, llegaron a nuestros días como una gran industria llena de
Vigee-Lebrun. Autoretrato. Wikipedia.
arte, de gracia e ingenio, aunque todo hay que decirlo, se ha perdido, salvo algunos puristas que siempre quedan, esa exquisitez de antaño.
En el siglo XX se producen grandes cambios en la moda, del tema que nos ocupa. Llega la revolución con el Charleston, las flores siguen en la moda y nunca desaparecerán , pero ya no son una prioridad en el vestir y en los tocados. La moda en esa década de los años 20 es más desenfadada, los vestidos se sueltan y aumentan los accesorios. Del tocado en forma de casco y del pequeño sombrerito se pasa al sombrero amplio, acampanado, y se usan bandas, pero para la noche se le añaden plumas y lentejuelas, pero la flor sigue presente de una manera o de otra. Coco Chanel, comenzaba a revolucionar la moda, adaptándola a las necesidades del momento. Su boutique, Chanel Modes, su primera tienda seria en Rue de Cambón, París, será la catapulta para llegar a ser uno de los más
Mary Todd Lincoln
grandes iconos de la moda. Diría: “ La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia”  priorizando lo práctico a la ostentación, el movimiento a la encorsetación, además de la simplicidad en los vestidos de noche de bordado y encaje que también creó la genial Coco Chanel.Y no era solo una frase, el conjunto vestido-abrigo o su Traje Chanel, era y son una muestra de ello, y hoy día bajo la batuta genial del diseñador y creador alemán Karl Lagerfeld. Esa simplicidad de Coco la llevaría a cabo en otros productos, como en perfumería, concretamente su famoso Chanel Nº 5, su primer perfume, dígito que no era otro que su número de la suerte; 
Le déjeuner des canotiers. Renóir. 1881. Wikipedia
frasco de diseño cuadrado, sin ostentación, todo lo contrario que hoy día, donde casi siempre es más importante todo lo que envuelve al producto que el propio contenido; así pues, no sería extraño que pensara que la verdadera belleza está en el interior de cada uno, a tenor de su forma de crear las cosas, cosa que se dice mucho pero pocos la practican. Karl Lagerfeld, al incluir la camelia, su flor preferida, como principal protagonista en uno de sus últimos desfiles, creo que es el mejor homenaje
Tienda de Maria Stransky en Viena "La reina del Petit point" sita en el Palacio Imperial de Viena. Fuente: Maria Stransky

que le podía hacer. Chanel, no solo revolucionaria la moda, compitiendo con otros diseñadores que no le iban a la zaga, si no que lo hizo con el peinado, como el estilo garçon, en los años 40, añadiendo plumas y perlas en las cintas.
Coco Chanel. Hulton-Deutsch Collection/Corbis
La II guerra mundial, marcaría la forma de vestir de esos años, austeridad y tonos oscuros, no podía ser de otra manera. Pero no podemos obviar los años 30, por su gran importancia, donde la elegancia era lo principal a tener en cuenta, destacando la silueta femenina dotándola de prendas entalladas, al mismo tiempo que los vestidos son más frescos y abiertos en el bajo, las faldas se alargan, los sombreros se hacen más grandes; aparece el vestido de punto y los primeros pantalones para mujeres, y en el peinado se lleva la media melena con coquetas ondas. No obstante, moda supeditada a la gran crisis del momento en que se vivía, el crack del 29, La Gran Depresión, teniendo que cerrar la bolsa de Nueva York. A pesar de todo, la moda seguía su curso inexorable. Si hay que darle la vuelta a un vestido, pr motivo de la gran crisis, se da, al tiempo de modernizarlo. Es la necesidad humana, inherente, imperiosa, de cambiar, a tenor de los nuevos tiempos, sin
La Gran Depresión. Fuente: Corbis
distinción de sin son buenos o malos. Con la llegada del cine sonoro, los modistos\tas vestirán a las nuevas estrellas del cine, convirtiéndolas en grandes iconos de la moda. Chanel, por ejemplo, firmará un suculento contrato con uno de los magnates del cine. La fotografía tendrá mucho que decir al respecto, donde la estética irá de la mano con la moda y con su desarrollo posterior. El cine, como digo, fue un gran escaparate para que los creadores lanzaran sus creaciones, catapultadas, naturalmente, por la fotografía en las revistas de moda, a la vez que aumentaba la aureola, la belleza, hasta llegar a la sensual y matadora
“femme fatale” que envolvía a las grandes divas, hoy se diría su caché. Hasta el extremo de que divas como Marlene Dietrich, tuvieran su icono particular de la moda.
Marlene Dietrich. Fuente Web
Si la fotografía marcó un antes y un después en lo estético en la moda, también lo harán otras formas artísticas de
Karl Lagerfeld. La camelia, flor preferida de Coco Chanel. Hola
vanguardia, como el cubismo en la pintura de Picasso, inspirando en sus creaciones a Vionnet o Chanel; el orfismo de Robert Delaunay o el expresionismo, entre otros, de Paul Klee, de la escuela de La Bauhaus, hasta que fue cerrada con la llegada del nazismo. Más tarde, finales de los 30, se desarrollaría con fuerza el movimiento surrealista, resaltando en importancia en la exposición  del 38 en París; autores como Miró, Man Ray o Dalí, encabezados por André Bretón. Dalí, trabajaría codo a codo con Elsa Schiaparelli, el más importante eslabón entre el surrealismo y la moda. Lo más llamativo y surrealista también, es que Elsa Schiaparelli, creaba sin haber tenido una preparación previa; creadora de la manga pagoda, introductora de la cremallera y revolucionando la moda de los años 30 y 40, con  el vestido esqueleto, el sombrero zapato o el bolso teléfono, entre otras creaciones. No obstante, el surrealismo será una moda temporal, pero marcaria una tendencia ya para siempre. Otros grandes creadores revolucionarían el mundo de la moda, como Lucien Lelong, con grandes  colaboradores que más tarde marcarían su sello personal, como Guivenchi, Dior o Balmain. “La moda está en París o no está” diría a los alemanes durante la ocupación nazi. La guerra supeditaba la moda, la relegaban al plano existente pero no

la destruían; en España, en el 36, grandes
Le Violon d´ingres. By Man Ray. Fuente: Web
modistos como Antonio del Castillo o Balenciaga, continuarían sus carreras en la capital parisina, capital de la moda; como muestra de esa importancia, Mainbocher, el gran diseñador norteamericano, ya tenía su casa de modas en París, a finales de los años XX, como luego la tendrá en Nueva York en 1940. Diseñador de alta costura, vestiría a lo más renombrado de toda una época: desde reinas a princesas, desde aristócratas a grandes actrices y un largo etc…diseños como su “Mainbocher corsé” revolucionarían la línea femenina, hasta entonces la figura sin definirla tanto, dando fama a Horst P, al que se le considera uno de los grandes fotógrafos de la moda, entre otros grandes, autor de la famosa fotografía que lleva el mismo nombre, citado atrás. Una fotografía similar, también de espaldas como la de Horst P, aunque de la época surrealista pero que en cierto modo nada tenía que ver con la moda, uno de sus fundadores, la crearía Man Ray, “Le violón de´Ingres” en 1924. La firma Mainbocher, alcanzaría su
La mainbocher corsé by Horst. Vogue 1939
máxima notoriedad, aunque ya no le hacia falta, al confeccionar el vestido de novia de Wallis Simpson, para su boda con el Príncipe de Gales, Eduardo VIII, notoriedad que iría más allá del vestido, al renunciar este al trono para casarse por amor con la controvertida americana.
Vestido esqueleto. Elsa Chiaparelli. Web
El sombrero zapato. Elsa Chiaparelli. Web
Si las décadas pasadas, fueron de gran creatividad de la moda en todos sus aspectos, incluida los 40, pero con sus luces y sombras, por la depresión económica y por las guerras; los años 50 serán una bocanada de aire fresco, pero no exentas de elegancia, al contrario, diseñadores como Dior o nuestro compatriota Balenciaga, pondrán todo su empeño en hacerlo realidad, aunque países como España, tuviera que seguir padeciendo el éxodo de la libertad y la esclavitud de la moral impuesta, aun así, aunque no con la libertad de otros países de nuestro entorno, tuvo la moda tímidos balbuceos de color en una España negra y gris. La moda de los 50 apuesta por la elegancia, hacer gustar y resaltar las formas femeninas, aderezado por invadores complementos, incluidas la flores. Aparecen los colores pastel y hasta prendas desenfadadas, pero todo con mucho glamour, y en los complementos el estilo naif, palabra que proviene del francés y significa ingenuo, donde destacan en las prendas los colores suaves,
Audrey Hepburn. Años 50. Web.
 

Wallis Simpson y EduardoVIII, el dia de su boda.
recreaciones vintage, encajes, cuellos babero, lazos, algodón en los vestidos, blusas que evocan el romanticismo, estampados Liberty. Y el mismo estilo en los complementos, sombreros de rafia, colgantes retro, broches y diademas, medias-calcetines, zapatos Oxford, o super cómodas bailarinas, zapato intemporal, inspiradas en las zapatillas de ballet, que combina con casi todo, incluso para vestir, añadiendo un poco más de tacón. La esencia de esta moda, como en la pintura naif, era crear un clima de romanticismo femenino, elegante, pero a la vez desenfadado con toques de infantilidad e ingenuidad.
Recreación de la moda de los 50, en la serie Amar en tiempos revueltos de TVE, donde puede verse tres tipos de atuendo diferenciados. TVE.
Pero no quiero terminar, en esta presencia de la flor en la moda, sin retomar la importancia del estilo Liberty en la misma; empresa creada en 1875 por Arthur Lasemby Liberty, inprimiendo a sus telas su propio estilo de bellas estampaciones florales, teniendo cada una de ellas su propia historia en su composición, y no solo se hizo famosa la firma por ello, si no que iba acompañado de calidad y de innovación, convirtiéndose inmediatamente en moda intemporal. 
Estampado Liberty. Composición por el autor del blog. Fuente: Liberty. London

Decir moda no equivale a vestir bien y con elegacia, si no simplemente que cambia a tenor de los modistos\tas o alguien, incluso sin pretenderlo, personajes en esos momentos en la palestra de la notoriedad. Pero si hay una década que sobresalga sobre las demás, esa es la de los años 60, una moda caracterizada por la fusión de elementos masculinos y femeninos, jeans y minifaldas, como ejemplo. No se si prodigiosa, como dicen, pero habia llegado la hora de lo cambios sociales y por tanto un cambio también en la moda. Londres, París y Milán, se llevarán la palma de la moda. Moda que no sería solo en el vestir, si no en todos los complementos que todo ello conlleva, incluso en todo tipo de cosas de uso cotidiano. No quiero decir que las anteriores décadas fueran peores, seguro que peor en elegancia, eso estaba claro, si no que fue una revolución en todos los sentidos a partir de la libertad de expresión, inspirada en los cambios sociales que se estaban produciendo: en la política, en la lucha racial, rebeldia de los jóvenes sobre las normas establecidas, liberación de la mujer o los avances tecnológicos que se sucedieron,
"Moda espacial"Courrege(ctro)Getty images. 
como el primer vuelo soviético al espacio por Yuri Gagarin en 1961, moda espacial que crearia Adrée Courrege, asi como la minifalda, que luego la difundiría Mary Quant, con su famosa modelo, aniñada, Twiggi; los peinados de Vidal Sassoon en 1963 con su corte "Bob" o el corte de pelo de los Beatles.
La moda de los 60-70 en las aulas. Beverly Hills. California. Fotografias (parciales) by Arthur Schatz. Revista Life
Por otro lado, inspirado por las guerras, se lleva en el hombre el corte militar, pero en contraposición a esto, otros lo llevarian largo, era la rebeldía de los\las jóvenes en el vestir, el ser, el estar y el pensar, hasta llegar al Movimiento Hippy, finales de los 60 que culminaría en

Woodstock, festival en 1969, 3 dias de Peace y de Musica. Woodstock, fue la gran manifestación de los jóvenes de toda una generación, hippie o no, encabezada por la juventud estadounidense, en
Protesta de los jóvenes estadounidenses contra la guerra de Vietnam.  Fuente: wikimedia-Commons.
protesta contra la guerra del Vietnam y las guerras en general y de toda atadura que quisiera implantar el sistema, haciendo a finales de dicha década, de los colores del arco iris, las palomas y las flores, símbolos de paz, Peace & love
; muy parecido al lema Paz y Bien, franciscano. Es
Woodstock, 1969. Tres dias de "Paz y música? Fuente: Wikimedia-Commons
verdad, que no todo ese movimiento fue de color de vino y rosas, pero los jóvenes, con sus diversos movimientos, como los Rockers, con sus motos y sus atuendos de cuero; los Mods, con una estética en el vestir más formal, como ocurrirá con el vestir de los Beatles, o los hippies, con su flower power, movimiento nacido en California y que será el que más influya en el atuendo de los jóvenes, asi como en accesorios, cambiarían la concepción del mundo y de la moda en todos los ámbitos, como cambiaría la percepción del espacio la conquista de la luna. 

Flower Power. Fuente: Web
Y para culminar esta 1ª parte de este breve paseo de la presencia de la flor en la moda, no vi mejor manera que hacerlo con el Movimiento Hippie, el flower power, donde el significado de las flores alcanzaría su mayor protagonismo. Dicho movimiento flower power, predicaba hacer el amor y no la guerra, en una palabra, la no violencia, a la libertad absoluta, a la felicidad por el espíritu, por el alma, sin ataduras de los sentidos, a poder ser en medio de la naturaleza. Y la flor, como símbolo de paz y amor, penetraria en las boca de los cañones de los fusiles acallándolos y en el asfalto agrietado de las ciudades. 
Epílogo
La vida es efímera como una flor, pero si esta la volvemos a sembrar volverá a crecer una y otra vez y nos regalará con la presencia de su belleza y de su perfume hasta el fin de nuestros dias. Así también, la moda renace una y otra vez, como el ave Fenix de sus cenizas. He ahí su magia.

jueves, 26 de junio de 2014

Breve historia de las herramientas y elementos de jardinería

Hacer este tipo de historias no es fácil, como todo lo que se remonta al origen de los tiempos. Los primeros instrumentos o herramientas que se emplearon en tan hermosa función, aunque no exclusivas,claro está, de la jardinería se remontan al Paleolítico, 40 000 años a.c, encontrándose restos de palos que seguramente, por su forma,  servirían para excavar y servir de pala al mismo tiempo, o una especie de azadón hecho de colmillo de mamut; como se ve, empleando los medios de que se disponía en el entorno, ya que el uso de las manos verían que era insuficiente; cosa lógica, que hoy se ve fácil, pero que en los primeros tiempos no lo era ni por asomo. Así pues, los hombres del Paleolítico tuvieron la necesidad de construir las primeras herramientas, con materiales como la piedra, marfil  y osamentas de animales, para facilitar las tareas, no propias de jardinería, como ya hemos dicho, pero ya era el comienzo sin saberlo ellos.
Gama de herramientas de la firma BELLOTA. Fuente: Web
Mucho antes de la aparición de los famosos jardines colgantes de Babilonia, babilonios y mesopotámicos, usaban una azadilla de metal, muy similar a la de nuestros días.Ya en nuestra era, los romanos y por ende los pueblos conquistados por ellos, usaban una gran variedad de herramientas, destacando el arado que fue una revolución, de última generación entonces y que llamaríamos hoy en día, yendo más allá de su empleo jardinero, entrando de lleno ya en la agricultura. En una tumba romana, en la cuenca del Rhin (Alemania) se encontraron multitud de herramientas, típicamente para uso en horticultura y jardinería. Herramientas que, sin cambios sustanciales, se emplearon en la Edad Media, cuando la jardinería se reducía a los claustros de los conventos. Siendo además, en dicha época, cuando se usó la carretilla de una sola rueda, resultando chocante que los romanos no la inventaran antes, cuando ellos ya empleaban la rueda para otros menesteres, recorriendo con ellas las calzadas romanas o en las cuádrigas en las carreras de caballos, haciendo sin embargo el transporte de tierras y plantas usando espuertas y
cestones.
Visitando un huerto en Madrid. Carretilla de una sola rueda, improvisada jardinera. Fotos: Mª Carmen Fdez. Manuel Navarro.
Kit básico de la firma Bellota
A mediados del siglo XVII, las herramientas de jardinería estaban ya muy desarrolladas, como así lo ilustra un grabado de 1649, donde una perfiladora de setos lo demuestra. En el siglo siguiente, el XVIII, aparecen varios modelos de máquinas cortacésped, de cuchillas rectas entonces, no helicoidales como lo fue más tarde. El motor aparecería siglo y medio después, en el siglo xx, cuando a un inglés se le ocurrió acoplar a la cortacésped una caldera de vapor. Para terminar algún tiempo después empleando la energía eléctrica y finalmente el motor de explosión.
Hoy en día, ya el siglo XXI, las herramientas y elementos de jardinería ya han evolucionado al máximo, empleando las mismas bases, pero ya con materiales más ligeros, resistentes a su axidación y precios más que asequibles, así como su automatismo, aunque nunca se puede decir esto, ya que algo va a tener que decir la era digital y de la robótica. Pero esta evolución, como toda, se sustenta sobre la base de siglos de experiencia, no en vano, la agricultura y la jardinería, son las dos ciencias o técnicas más antiguas que se conocen sobre la tierra.
Diversos tipos de herramientas. Fuente: Web