"Si quieres ser feliz solo un día, emborráchate; si quieres ser feliz un mes, cásate; si quieres ser feliz un año, mata a tu cerdo; si quieres ser feliz toda la vida, hazte jardinero". Proverbio chino.

jueves, 6 de febrero de 2014

Historia de las plantas


                      Para llegar hasta los conocimientos de jardinería que conocemos hoy, como cualquier otro proceso semejante, tuvieron que pasar miles de años.
Los primeros hombres que poblaron nuestro planeta, buscaron en primer término lo más básico, su subsistencia, en un medio animal, competitivo, salvaje e inhóspito. Según  se iban desarrollando los acontecimientos, buscaron aquellos requisitos que les podían proporcionar una subsistencia asegurada, abandonando sus primeros asentamientos, como serian las cavernas o cuevas, explorando otras zonas apropiadas con más recursos naturales: el clima, abundancia de agua, plantas, animales y minerales. Hasta entonces, su principal fuente de alimentación y de vestido, había sido la caza. No hay un conocimiento exacto, pero es de suponer que, antes de descubrir la agricultura en toda su amplitud como tal, descubrirían las plantas en bosques y campos y por ende sus frutos, bayas y granos, recolectando lo que necesitaban para su alimentación diaria. No teniendo que alimentarse ya básicamente de la caza.
Pienso que, el descubrimiento de la agricultura al principio, seria más bien fruto de la casualidad, cuando de un grano defecado o una semilla caída accidentalmente en un suelo apropiado, vieran  que crecía una nueva planta, o simplemente descubrieran que bajo esos arbustos u árboles frutales crecían nuevas y pequeñas plantas, nacidas por la caída al suelo de las semillas de dichos frutos y que muchos de esos frutos se obtenían a través de la polinización de las flores por los insectos o la propagación de dichas semillas por el viento. No seria extraño, ya que la mayoría de los descubrimientos naturales se descubren por una paciente observación de la naturaleza.
Lo que en principio fue para uso diario en su alimentación, se convirtió más tarde, con el descubrimiento de la agricultura, en almacenamiento y comercialización, como sucedió en la zona mediterránea (Grecia, Italia, España) y en zonas de Oriente Medio (Mesopotamia, Asia Menor, etc.) cambiando radicalmente la historia de la humanidad, pasando el hombre de ser trashumante o errante, en la lucha de encontrar su sitio en la naturaleza, a ser sedentario. De ese sedentarismo, nacieron los primeros pueblos.
Una vez asentada y perfeccionada la agricultura, el interés por las plantas por el hombre, tomó otros derroteros, cultivando plantas por sus bellas flores decorativas, por la sombra que proporcionaban o por el aroma que ofrecían: había nacido la jardinería. 
Así pues, las plantas tomaban otro rumbo que no fuera solo una fuente de alimentación, extendiéndose su uso, ya ornamental, en distintos ámbitos, entre lo sagrado y lo placentero. Plantas ornamentales cada vez más solicitadas, creándose un próspero comercio. Dos mil años antes de Cristo, aparecen pedidos de plantas de sombra y de flor; cartas y mensajes reales, existe tambien un contrato de Asurbanipal, rey de Asiria, que habla de un jardín que daba flores anualmente. Bajorrelieves en Nínive, dan fe de como se usaban las flores en distintas formas decorativas y ámbitos. Así mismo, los botines de guerra en forma de árboles, arbustos, semillas y granos, se plantaban después, o se sembraban, en los paises victoriosos de origen. Pero tambien se beneficiaron de esas conquistas los paises sometidos, llevando allí sus conocimientos de agricultura, como en el caso de los romanos o los árabes que, una vez liberados por la historia, dejaron allí para siempre dichos conocimientos de jardinería y agricultura, como en España los olivares, que tambien menciono más adelante, o la Alhambra de Granada, respectivamente. Fue el caso tambien de Germania, que tenian una agricultura muy simple, pues su concepción espiritual y mitológico la frenaban. Trabajar la tierra iba en contra de sus principios hasta llegar la civilización romana. Es más, la destruian, si cabe, con sus incursiones guerreras, como lo hicieron las invasiones bárbaras. A los griegos de la Antigüedad, tambien les ocurrió algo parecido, pero crearon a Deméter, diosa del trabajo agrícola.
Los babilonios llegaron a reunir gran cantidad de plantas, Hammurabi, famoso por sus leyes, ya indicaba en sus cartas, con mucho orgullo, que las plantas que cultivaba en sus jardines las había traído de lejanas tierras y que jamás antes nadie había conocido. Mesopotamia, del griego "entre ríos" fue una leyenda botánica que asombró a los griegos, como a Heródoto, donde existian plantas indígenas, como jacintos, tulipanes, anémonas, o árboles como la palmera, el tamarindo o sauces, cultivados en parques y jardines. Pero es imposible, dejar Babilonia, sin mencionar su famoso jardín colgante, lo que fue una de las siete maravillas del mundo. Dejando atrás los dimes y diretes de cuando y como se construyó, solo diré que algo así se construiría por amor, y dicho esto, creo que acierta la historia
Plantas que sufrieron ese traslado de su lugar de origen, fueron frutales y cítricos, como el limonero y el naranjo; el olivo, tipos de palmeras o variedades de rosas. En Hispania, España, por ejemplo, el ya mencionado olivo, llevado por los romanos al Sur de dicha península, concretamente en las provincias de Jaén, Córdoba y Granada, donde más parecen ser inmensos jardines  de olivares que otra cosa, extrayendo de su fruto, la oliva, el famoso aceite de oliva, fuente de salud y de pingües beneficios, además de disfrutar de diferentes tipos de aceitunas, donde se contabilizan 260 variedades, siendo un manjar una vez debidamente preparadas y aliñadas. España, fue, y sigue siendo en nuestros dias una gran productora de aceite de una gran calidad que compite en las mejores catas. Muchos autores, como Apicio, gastrónomo romano, hoy le llamariamos un gourmet, en su famoso recetario De re coquinaria, al que se le atribuye, destaca la importancia gastronómica del aceite español. 
Si el olivo fue importante en su propagación por los romanos, la vid lo sería más, extendiendo dichos conocimientos a todo su vasto imperio, produciendo importantes cambios en su viticultura, en regiones como Alemania, Francia, España o Portugal. Los romanos llevaron la vid a los lugares mas insospechados, hasta donde hoy no se cultiva. En Hungría, las primeras cepas de vid las llevaron ellos, por medio de Marco Aurelio Probo, considerado el padre de la viticultura húngara, ordenando que se plantasen cepas en las vertientes Sur de los Cárpatos.
Ya fenicios y griegos, y posteriormente los romanos, tenían ya conocimiento de gran número de plantas, como el mirto, el boj, el laurel, el ciprés, diversas clases de pinos, la hiedra o diversas clases de rosas, fruto de las comunicaciones dentro del área mediterránea, ampliándose esa comunicación con el avance del Imperio Romano por Europa y Asia, de tal forma que, al final de la Edad Media, monasterios y castillos poseían numerosas muestras de plantas diferentes: de uso alimenticio, especias, para uso medicinal, o decorativo para usarlas en forma de guirnaldas en fiestas o decoración en las iglesias.
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lunes, 3 de febrero de 2014

Marco Polo y "la ruta de las especias"


                Existen indicios de que las especias habían sido usadas en el Neolítico, por tanto, el hombre tenia ya conocimientos de estas plantas, encontrándose en excavaciones restos petrificados, aunque como las usaban todo son conjeturas.
En el antiguo Egipto ya se conocían, usándolas en su alimentación, para embalsamar los cuerpos y en las ceremonias: aceite de cedro, resinas y sustancias aromáticas para embalsamar los cuerpos, el incienso para los ceremonias, y especias como la mostaza, azafrán, ajos, cebollas etc… en su alimentación. Los jeroglíficos encontrados al respecto en las pirámides, dan buena fe de ello, así como los escritos del historiador y geógrafo griego Heródoto, en su viaje a la tierra de los faraones.
Muchas de las especias que se usaban en las cocinas y boticas reales de Europa, fueron traídas desde Asia, por la llamada “ruta de las especias”. A finales del siglo XIII, el aventurero y explorador veneciano Marco Polo, dio un importante impulso a esta ruta, al tomar contacto con el Extremo Oriente, llegando hasta China, (Catay) contando a su vuelta las maravillas que había visto en ese lejano país asiático, abriendo camino a otros exploradores, llegando hasta Japón (Cipango).
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La tulipa, la orquídea y los descubrimientos en Oriente


                    Así pues, con el descubrimiento de nuevas plantas en otras latitudes, llegaron nuevas especies a Europa. Como en el caso de la tulipa o tulipán, su nombre común. Unos cuantos bulbos de dicha planta, fueron traídos desde Turquía, uno de sus lugares de origen, siendo, al parecer, el azar el que llegaran a los Países Bajos, a manos de la burguesía holandesa del siglo XVII, llegándose a pagar sumas astronómicas solo por algunos bulbos, convirtiendo a Holanda, con el tiempo, en el más afamado productor de bulbos.
Otro importante ejemplo es el de las orquídeas, un siglo después, aunque en principio menos popular, pero el gran atractivo y la variedad de tan exóticas flores, hizo que se hicieran incontables expediciones donde se encontraban, nada menos que en cuatro grandes zonas en el mundo. En Europa, el interés por ellas, una vez conocida, fue una verdadera locura entre las clases acomodadas, donde las variedades más “raras” alcanzaban grandes precios. Tal era la demanda que, muchas especies, estuvieran en las selvas americanas en verdadero peligro de extinción. No obstante, aquella orquideomania se acabaría con la primera guerra mundial y la depresión del 29, por culpa de la carestía energética y no poder mantener el calor que necesitaban las plantas en los invernaderos y en los orquidearios privados.
Ya en nuestro siglo,  el trasiego de plantas de un país a otro está a la orden del día, gracias a los medios y la agilización de los transportes, lejos ya de aquellos heroicos tiempos, donde valientes expedicionarios y marineros, embarcados en navíos de vela, pasaban meses, incluso años, en volver a casa, expuestos a toda clase de enfermedades, como el escorbuto.
Pero todavía, en el mundo de la botánica, hay especies por descubrir, otra cosa es que, además de su interés botánico para los estudiosos, valgan para comerciar, ya que, desgraciadamente, casi todo se mueve por motivos puramente económicos. Un importante papel juega la hibridación, donde en los laboratorios de genética se obtienen nuevas y más bellas variedades de flores, así como de frutos o semillas mejoradas.
Un ejemplo de descubrimientos de nuevas especies es el de la Metasequoia gliptrostoboides, una conífera descubierta en China en 1946.
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El Descubrimiento de América


                      Con el descubrimiento de América por Colón, se abrió una enorme puerta para los botánicos, ansiosos por adquirir nuevos conocimientos sobre la fascinante materia y que ya estaba desgastada en la vieja Europa que, con el beneplácito de los reyes que financiaban las expediciones, junto al afán conquistador y de lucro, se promovió la búsqueda de nuevas especies botánicas. Fueron cuatro siglos de expediciones exploratorias y científicas, especialmente a la parte Sur. Allí los españoles descubrieron la patata, el tomate, el pimiento etc…entre los productos vegetales. Entre las especias, el descubrimiento y uso de la vainilla en los postres, que seria un gran acontecimiento en Europa.
Por citar, algunos de los más importantes botánicos, hay que destacar al francés La Condamine, que descubrió el origen de la quinina, el caucho, el curare y la ipecacuana; el español José Celestino Mutis, que estudió la flora del país colombino, legando a la posteridad un magnífico trabajo de campo en forma de preciosas láminas coloreadas que se encuentran en el Jardín Botánico de Madrid, y los viajes de Charles Darwin, identificando numerosos géneros y especies botánicas, a la vez que obtuvo un valioso material para su tan cuestionada y “escandalosa obra” “El origen de las especies”.
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La agricultura en Grecia


No podía faltar Grecia a nuestra cita y la importancia en nuestra cultura, ya que fueron los más próximos a nosotros en occidente, como Egipto lo fue en oriente en época faraónica; pero eso no quiere decir que las diversas culturas no intercambiasen su saber, como así ocurrió a tenor de las invasiones, o con la llegada de Alejandro Magno a Egipto, al que ayudó a combatir a los persas, los cuales habían dominado Egipto en dos ocasiones. Dicho periodo helenístico en Egipto comenzó con la dinastía ptolemaica, fundada por Ptolomeo\Sóter, general de Alejandro Magno, también
conocida como dinastía lágida, ya que se llamaba Lagos, el presunto padre de Ptolomeo I. Alejandro, asombrado por la cultura egipcia, provocó cierta fusión con la griega, aunque claramente diferenciadas; tanto es asi que llegó a hacer ofrendas a sus dioses, como demuestra un bajorrelieve encontrado en el complejo de templos de Karnak, en el recinto de Amón-Ra, que era el más representativo. En dicho relieve, se aprecia como Alejandro está tocado con la vestimenta característica faraónica pero sus rasgos son helenísticos, sobresaliendo su cabello del nemes, tocado de tela, de diversas formas, que con frecuencia usaban los faraones.
Imagen arriba,siembra y laboreo de la tierra. Técnicas que los griegos difundieron en sus viajes. Abajo, Moneda representando una espiga de cebada. Anfora, cosechando la oliva, con varas, y bajorrelieve dionisiaco con sátiros elaborando el vino, pisado de la uva. Fuente: Salvat. Wikipedia.

Los productos agrícolas no eran más importantes que otros en la alimentación griega en la época clásica, aunque si en los tiempos homéricos, como la vid, el cereal y el olivo, que haré menciones aparte. En esta época clásica, en la alimentación griega, eran importantes las carnes, pescados y quesos, y con ellos numerosas hierbas y especias, que junto con la sal, aderezaban para dar sabor, en muchos casos, a unos alimentos que provenían  de una tierra poco fértil generalmente, y además solo cultivable  el 30% de extensión, además de estar expuestas a un clima muy variable. Así que, lógicamente, tuvieron que tirar de otros recursos naturales. Así pues, la agricultura griega no era ni fértil ni copiosa, excepto una pequeña zona de Mesenia, pero en cambio eran ricos en otros cultivos, como el olivar, porque para eso si era un terreno propicio, o en la obtención de especias, conocimientos que ellos adquirieron de Asia, materia de la que ya hablamos en un capítulo aparte.
Tampoco eran muy abundantes los productos horticolas en la época clásica en Grecia, tanto en vegetales, legumbres, como en árboles frutales, y los frutos silvestres, por su insipidez, eran poco valorados, compensando todo ello con la importación. Así pues, el pueblo griego no fue ni de lejos gran comedor de vegetales, salvo los más pobres que gustaban de las habas verdes y que secas las empleaban para votar, seguro que en esto último estarían de acuerdo la clase política con ellos.
Poco imaginarían aquellos antiguos griegos que, ese suelo poco fértil entonces, podría serlo más feraz y competitivo hoy, en pleno siglo XXI, con las nuevas tecnologías, como la geotermia, sin abusar de ella o la horticultura de invernadero, pero sobre todo el tesón y el trabajo de los griegos, que quizá podrá salvarles de la actual crisis económica que padecen junto a otros países, como España, a raíz de las palabras de Dimitris Melas, Secretario General de Desarrollo Agrícola de Grecia “La horticultura podría ser la salida de la crisis de Grecia”.                
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El cereal, el olivo y la vid en Grecia
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 El cereal
Como hemos dicho más atrás, la Grecia antigua no poseía un suelo y subsuelo extraordinarios, dedicándose al cultivo del cereal, terreno más propicio, aunque tampoco obtenían grandes cosechas, sin embargo su gran baza era su herencia marinera, su conocimiento del mar, siendo consumados marinos, extendiendo su poder territorial y comercial, creando graneros allende los mares; de ahí el mito de Jasón y los Argonautas, cuando fue a buscar el Vellocino de Oro a ese país oriental, que no era otra cosa que la dorada espiga, según los historiadores. Así pues, a tenor de sus conquistas, difundieron los cereales, tanto su cultivo como su comercialización, llegando el trigo desde Egipto, Sicilia y Asia Menor.
El trigo convertido en pan, fue primero un alimento ritual, después una delicia aristocrática y más tarde se propagó entre el pueblo. Ya con el conocimiento del pan fermentado, su elaboración se sofisticó añadiendo a la masa primaria otros ingredientes como aceite, leche o sal, mejoraran su olor y sabor. Dinias, contemporáneo de Aristófanes, dice de el: “El pan que se da a esta mesa y el que se compra en el mercado, es de una blancura deslumbrante y de un gusto sorprendente. El arte de fabricarlo, perfeccionado, que nació en el siglo pasado en Sicilia, se revela en nuestra patria con todo su esplendor y hemos de decir que ha mejorado extraordinariamente la fabricación de los amasados. Hoy poseemos mil medios para trasformar toda clase de harinas en una alimentación tan sana como agradable. Añadiendo un poco de aceite, de leche, de sal a la harina de cereales, encontraréis los panes más delicados”.

El trigo y a su vez el pan, estuvieron ligados a los grandes dioses de Grecia. Démeter, madre de Perséfone, diosa del suelo y de los cultivos, le rindieron culto en el siglo VII antes de Cristo, hija de Zeus, “dios del pan y del vino, dios de la muerte y de la resurrección”. En los misterios eleusinos, ritos anuales de iniciación a las diosas mencionadas, ritos sagrados y secretos que se celebraban en Eleusis, cerca de Atenas, contemplaban el misterio de la vida y de la muerte, simbolizados con la desaparición y resurrección del grano de trigo. Ritos que tenían lugar en Telesterión y que los iniciados estaban obligados a guardar secreto bajo pena de muerte. Es uno de los misterios centrales de la religión griega.


















Imágenes: Arriba, mujer amasando pan. En medio, Misterios Eleusinos. Abajo izda. Piedra demarcando el Camino sagrado" Abajo dcha. Démeter y Perséfone con un iniciado celebrando los misterios.Fuente: Wikipedia. C. Commons.

El olivo
El olivo y por extensión el aceite de oliva, fue inherente en la cultura mediterránea y en su dieta. Según uno de tantos mitos, se cree que fue Cecrops, egipcio de nacimiento y primer rey de los atenienses, el que introdujo el olivo en el Ática, aunque ya lo conocían en su forma silvestre, mito que pudo ser muy real; otros mitos o leyendas dicen  que la diosa Atenea hizo brotar un olivo con
Imagen arriba, moneda con la efigie de Atenea en el anverso, con un tocado ático y con adornos de olivo y en el reverso, lechuza con una rama de olivo. Abajo, en el centro, uno de los olivos más longevos que se conocen. Ubicado en Grecia. Fuente Web.
la punta de su lanza. Era tan preciada dicha planta, que todo aquel que arrancase o maltratase una planta de olivo era castigado con penas muy duras, incluso con el exilio. No era de extrañar, era para ellos como un agradecimientos a los beneficios que proporcionaba el dorado líquido, aceite de oliva que aliviaba las heridas, daba sabor a las comidas, servia de combustible, ungía los cuerpos y
Ánfora con aceite. Uno de los trofeos en los Juegos.
servía de combustible para alumbrar por la noche. Y para culminar lo dicho, empleaban sus ramas, entrelazadas en forma de corona, para coronar a los vencedores de los Juegos. Así pues, el olivo es una constante en la cultura griega, era nada más y nada menos que el árbol de Atenea, virgen, polifacética, imbatible en la guerra, una de las divinidades principales del panteón griego y uno de los doce dioses de los juegos olímpicos. Adoptada por muchas ciudades, se la conoció sobre todo  como la gran protectora de Atenas y de toda el Ática. Sófocles, admirado, hablaba así del olivo: Existe un árbol que no he oído decir que haya germinado otro igual: árbol invencible, árbol que renace de si mismo, terror de las lanzas del enemigo. Crece sobre todo en este país; es el olivo de hoja de hojas pálidas, tan nutrido para los niños. Los jefes y enemigos no lo destruirán jamás, pues la mirada vigilante, siempre alerta de Zeus y Atenea, de los ojos brillantes, velan sobre él”. Cuando dice que el árbol es indestructible y que renace de si mismo, se refiere a una leyenda ateniense, destruido por los
Recolección de aceituna. Ánfora griega. Siglo VII a. c.
persas el olivo sagrado de la Acrópolis, rebrotó en una sola noche.
No obstante, la implantación del olivo tenía su contrapartida, tardaba muchos años en dar fruto y además erosionaba el terreno por la forma de enraizar drenando el terreno en las condiciones en que ya malamente se encontraba, sobre todo en las pendientes a expensas de las lluvias, condicionando otros cultivos, pero los griegos creyeron entonces que era lo mejor que podían hacer para ayudar a su mermada economía, teniendo que exportar aceite para obtener hortalizas que ya no se podían plantar en el suelo erosionado. Esto poco les importaba a los ricos terratenientes, pensando que a la larga les produciría pingües beneficios, mientras la población padecía esa espera. Viendo este problema, trataron de solucionarlo plantando el olivo en terrazas, pero esto necesitaba un mantenimiento constante, mantenimiento que era interrumpido por las continuas guerras, con las consecuencias que eso acarrea: llamada a filas de los hombres, saqueadores etc…Pero a pesar de tantos avatares, el cultivo del olivo no fracasó, pero la decadencia de Grecia  estuvo unida a sus olivares, cuando estos fueron devastados por la guerra del Peloponeso. Perdida su supremacía marítima, Grecia nunca volvería a alcanzar su antiguo esplendor.
Variedades de aceituna. Fuente: Wikipedia. C. Commons
Como aquí en España, sobre todo en Andalucía, los griegos son grandes comedores de aceitunas, entonces y hoy día. Las mejores eran las del Ática, que como se sabe es una región o periferia de Grecia. Conservadas en salazón, hacía las delicias de los antiguos atenienses. En tiempos de Homero los campesinos las comían con pan y queso, persistiendo todavía esa costumbre entre los pastores y el campesinado, alimento sabroso y a la vez sobrio que mitiga la dura faena del campo. Como alguien muy bien ha escrito: “Nada ha cambiado bajo el cielo de un azul puro y pulimentado del Ática". 
Prensa de palanca, usada en Grecia para el prensado de la masa de la oliva. Un operario fijaba las piedras y el otro se colgaba de la viga para aumentar aún más la presión sobre los capachos o esteras. Imagen Web, modificada por el autor del blog.
La vid
Desde el Neolítico existió la viticultura en Grecia, generalizándose su cultivo doméstico al principio de la Edad de Bronce.
Kilix griego. Fuente: C. Commons
La influencia de la cultura griega antigua del vino en Europa es más que constatable, para su desarrollo y para la propia historia del vino. Diría Tucídedes: “los pueblos del Mediterráneo empezaron a emerger del barbarismo cuando aprendieron a cultivar olivos y vides”. Los griegos fueron pioneros en métodos y producción, con clara influencia egipcia; métodos  que supieron desarrollar en otros nuevos, por ejemplo, empezando por el estudio del suelo y la variedad de plantación que convenía al mismo, insólito en una época que no tenían los adelantos que tenemos hoy, pero sin embargo eran poseedores de una capacidad asombrosa de observación y de trabajo.
Junto al cereal y el olivo, los griegos cultivaron la vid, desempeñando el vino una gran importancia en su religión y civilización, como en cualquier país en el que estuviera presente, como se puede constatar en las distintas civilizaciones; vino, acompañado de ritos sagrados, muchas veces de sangre y violencia. A medida que la civilización avanza, los primeros excesos de violentas bacanales, con baños de vino y sangre, se convierten en ofrendas y sacrificios a los dioses. Homero en la Ilíada evoca dicha costumbre cuando se reúnen Ulises y Agamenón:”Llenaron sus copas y luego, derramando el contenido en el suelo, dirigieron sus plegarias a los dioses que existen desde el principio de los tiempos”.
Reproducción del escudo de Aquiles, donde puede verse  en la tercera franja, ampliado, escenas agrícolas, entre ellas la vendimia. Imagen Web. 
En Grecia la vendimia se hacía conforme a ritos y tradiciones, ocupando un puesto de honor en el poemario de la época homérica. Se puede constatar esto contemplando el escudo de Aquiles, donde se puede contemplar una representación de la vendimia acompañado de cantos, al sonido de la lira. Vides que se ven emparradas en el mismo escudo, sujetas por estacas, pueden verse hoy día en la viñas de Italia. Todo confirma que durante muchos siglos se vendimió como ya hemos dicho, al son de la música; parece que el propósito no era otro que animar en la faena a los vendimiadores, desde luego y me permito decir esta licencia, mucho mejor que hacerlo a latigazos, como los romanos hacían con los remeros reclusos en las galeras. Uva que se pisaba en grandes cubas de madera, inclinadas a un lado para que el preciado líquido se colase por unos agujeros preparados para ello; así como una barra a la cual se asían para matener el equilibrio. Música que no solo se empleaba en la vendimia, si no también en otros ámbitos, como acompañar en sus ejercicios a los atletas en el gimnasio y de forma rítmica.
La vendimia formaba parte también del ritual dionisiaco, como dejamos entrever, aunque sin nombrar a Dionisios al principio de este apartado. Dionisios, dios de la viña y el vino, es de suma importancia en la cultura griega, porque dentro de sus misterios se encuentra la iniciación del teatro. Representado en multitud de formas, era un dios proteiforme, representado como un niño, adolescente, anciano, con formas de diversos animales, entre ellos serpientes, pero lo más frecuente era que apareciera como un tipo fuerte, sólido y barbudo, coronado de pámpanos. Desaparecida la crueldad de los ritos dionisiacos y a tenor de aquellas primeras antiguas asambleas escénicas, derivaron otras, con la creación de concursos escénicos, había nacido el teatro como tal, dando un fuerte impulso al teatro clásico griego. Estas representaciones, consagradas todavía a Dionisios, estatua que presidía dichas sesiones, una vez terminada la sesión, los sacerdotes que habían ocupado un sitio preferente en el recinto, vaciaban una enome copa de vino nuevo.
Arriba, imagen dcha. sátiros elaborando vino. A su izda. estatua de bronce de Dionisios. Abajo, fondo de un kilix, que representa a Donisios, capturado por unos piratas, convirtiendo el mástil del barco en una gran cepa  y a los piratas en delfines. Fuentes: C.Commons y E. Salvat.