"Si quieres ser feliz solo un día, emborráchate; si quieres ser feliz un mes, cásate; si quieres ser feliz un año, mata a tu cerdo; si quieres ser feliz toda la vida, hazte jardinero". Proverbio chino.

lunes, 3 de febrero de 2014

La tulipa, la orquídea y los descubrimientos en Oriente


                    Así pues, con el descubrimiento de nuevas plantas en otras latitudes, llegaron nuevas especies a Europa. Como en el caso de la tulipa o tulipán, su nombre común. Unos cuantos bulbos de dicha planta, fueron traídos desde Turquía, uno de sus lugares de origen, siendo, al parecer, el azar el que llegaran a los Países Bajos, a manos de la burguesía holandesa del siglo XVII, llegándose a pagar sumas astronómicas solo por algunos bulbos, convirtiendo a Holanda, con el tiempo, en el más afamado productor de bulbos.
Otro importante ejemplo es el de las orquídeas, un siglo después, aunque en principio menos popular, pero el gran atractivo y la variedad de tan exóticas flores, hizo que se hicieran incontables expediciones donde se encontraban, nada menos que en cuatro grandes zonas en el mundo. En Europa, el interés por ellas, una vez conocida, fue una verdadera locura entre las clases acomodadas, donde las variedades más “raras” alcanzaban grandes precios. Tal era la demanda que, muchas especies, estuvieran en las selvas americanas en verdadero peligro de extinción. No obstante, aquella orquideomania se acabaría con la primera guerra mundial y la depresión del 29, por culpa de la carestía energética y no poder mantener el calor que necesitaban las plantas en los invernaderos y en los orquidearios privados.
Ya en nuestro siglo,  el trasiego de plantas de un país a otro está a la orden del día, gracias a los medios y la agilización de los transportes, lejos ya de aquellos heroicos tiempos, donde valientes expedicionarios y marineros, embarcados en navíos de vela, pasaban meses, incluso años, en volver a casa, expuestos a toda clase de enfermedades, como el escorbuto.
Pero todavía, en el mundo de la botánica, hay especies por descubrir, otra cosa es que, además de su interés botánico para los estudiosos, valgan para comerciar, ya que, desgraciadamente, casi todo se mueve por motivos puramente económicos. Un importante papel juega la hibridación, donde en los laboratorios de genética se obtienen nuevas y más bellas variedades de flores, así como de frutos o semillas mejoradas.
Un ejemplo de descubrimientos de nuevas especies es el de la Metasequoia gliptrostoboides, una conífera descubierta en China en 1946.
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