"Si quieres ser feliz solo un día, emborráchate; si quieres ser feliz un mes, cásate; si quieres ser feliz un año, mata a tu cerdo; si quieres ser feliz toda la vida, hazte jardinero". Proverbio chino.

jueves, 6 de febrero de 2014

Historia de las plantas


                      Para llegar hasta los conocimientos de jardinería que conocemos hoy, como cualquier otro proceso semejante, tuvieron que pasar miles de años.
Los primeros hombres que poblaron nuestro planeta, buscaron en primer término lo más básico, su subsistencia, en un medio animal, competitivo, salvaje e inhóspito. Según  se iban desarrollando los acontecimientos, buscaron aquellos requisitos que les podían proporcionar una subsistencia asegurada, abandonando sus primeros asentamientos, como serian las cavernas o cuevas, explorando otras zonas apropiadas con más recursos naturales: el clima, abundancia de agua, plantas, animales y minerales. Hasta entonces, su principal fuente de alimentación y de vestido, había sido la caza. No hay un conocimiento exacto, pero es de suponer que, antes de descubrir la agricultura en toda su amplitud como tal, descubrirían las plantas en bosques y campos y por ende sus frutos, bayas y granos, recolectando lo que necesitaban para su alimentación diaria. No teniendo que alimentarse ya básicamente de la caza.
Pienso que, el descubrimiento de la agricultura al principio, seria más bien fruto de la casualidad, cuando de un grano defecado o una semilla caída accidentalmente en un suelo apropiado, vieran  que crecía una nueva planta, o simplemente descubrieran que bajo esos arbustos u árboles frutales crecían nuevas y pequeñas plantas, nacidas por la caída al suelo de las semillas de dichos frutos y que muchos de esos frutos se obtenían a través de la polinización de las flores por los insectos o la propagación de dichas semillas por el viento. No seria extraño, ya que la mayoría de los descubrimientos naturales se descubren por una paciente observación de la naturaleza.
Lo que en principio fue para uso diario en su alimentación, se convirtió más tarde, con el descubrimiento de la agricultura, en almacenamiento y comercialización, como sucedió en la zona mediterránea (Grecia, Italia, España) y en zonas de Oriente Medio (Mesopotamia, Asia Menor, etc.) cambiando radicalmente la historia de la humanidad, pasando el hombre de ser trashumante o errante, en la lucha de encontrar su sitio en la naturaleza, a ser sedentario. De ese sedentarismo, nacieron los primeros pueblos.
Una vez asentada y perfeccionada la agricultura, el interés por las plantas por el hombre, tomó otros derroteros, cultivando plantas por sus bellas flores decorativas, por la sombra que proporcionaban o por el aroma que ofrecían: había nacido la jardinería. 
Así pues, las plantas tomaban otro rumbo que no fuera solo una fuente de alimentación, extendiéndose su uso, ya ornamental, en distintos ámbitos, entre lo sagrado y lo placentero. Plantas ornamentales cada vez más solicitadas, creándose un próspero comercio. Dos mil años antes de Cristo, aparecen pedidos de plantas de sombra y de flor; cartas y mensajes reales, existe tambien un contrato de Asurbanipal, rey de Asiria, que habla de un jardín que daba flores anualmente. Bajorrelieves en Nínive, dan fe de como se usaban las flores en distintas formas decorativas y ámbitos. Así mismo, los botines de guerra en forma de árboles, arbustos, semillas y granos, se plantaban después, o se sembraban, en los paises victoriosos de origen. Pero tambien se beneficiaron de esas conquistas los paises sometidos, llevando allí sus conocimientos de agricultura, como en el caso de los romanos o los árabes que, una vez liberados por la historia, dejaron allí para siempre dichos conocimientos de jardinería y agricultura, como en España los olivares, que tambien menciono más adelante, o la Alhambra de Granada, respectivamente. Fue el caso tambien de Germania, que tenian una agricultura muy simple, pues su concepción espiritual y mitológico la frenaban. Trabajar la tierra iba en contra de sus principios hasta llegar la civilización romana. Es más, la destruian, si cabe, con sus incursiones guerreras, como lo hicieron las invasiones bárbaras. A los griegos de la Antigüedad, tambien les ocurrió algo parecido, pero crearon a Deméter, diosa del trabajo agrícola.
Los babilonios llegaron a reunir gran cantidad de plantas, Hammurabi, famoso por sus leyes, ya indicaba en sus cartas, con mucho orgullo, que las plantas que cultivaba en sus jardines las había traído de lejanas tierras y que jamás antes nadie había conocido. Mesopotamia, del griego "entre ríos" fue una leyenda botánica que asombró a los griegos, como a Heródoto, donde existian plantas indígenas, como jacintos, tulipanes, anémonas, o árboles como la palmera, el tamarindo o sauces, cultivados en parques y jardines. Pero es imposible, dejar Babilonia, sin mencionar su famoso jardín colgante, lo que fue una de las siete maravillas del mundo. Dejando atrás los dimes y diretes de cuando y como se construyó, solo diré que algo así se construiría por amor, y dicho esto, creo que acierta la historia
Plantas que sufrieron ese traslado de su lugar de origen, fueron frutales y cítricos, como el limonero y el naranjo; el olivo, tipos de palmeras o variedades de rosas. En Hispania, España, por ejemplo, el ya mencionado olivo, llevado por los romanos al Sur de dicha península, concretamente en las provincias de Jaén, Córdoba y Granada, donde más parecen ser inmensos jardines  de olivares que otra cosa, extrayendo de su fruto, la oliva, el famoso aceite de oliva, fuente de salud y de pingües beneficios, además de disfrutar de diferentes tipos de aceitunas, donde se contabilizan 260 variedades, siendo un manjar una vez debidamente preparadas y aliñadas. España, fue, y sigue siendo en nuestros dias una gran productora de aceite de una gran calidad que compite en las mejores catas. Muchos autores, como Apicio, gastrónomo romano, hoy le llamariamos un gourmet, en su famoso recetario De re coquinaria, al que se le atribuye, destaca la importancia gastronómica del aceite español. 
Si el olivo fue importante en su propagación por los romanos, la vid lo sería más, extendiendo dichos conocimientos a todo su vasto imperio, produciendo importantes cambios en su viticultura, en regiones como Alemania, Francia, España o Portugal. Los romanos llevaron la vid a los lugares mas insospechados, hasta donde hoy no se cultiva. En Hungría, las primeras cepas de vid las llevaron ellos, por medio de Marco Aurelio Probo, considerado el padre de la viticultura húngara, ordenando que se plantasen cepas en las vertientes Sur de los Cárpatos.
Ya fenicios y griegos, y posteriormente los romanos, tenían ya conocimiento de gran número de plantas, como el mirto, el boj, el laurel, el ciprés, diversas clases de pinos, la hiedra o diversas clases de rosas, fruto de las comunicaciones dentro del área mediterránea, ampliándose esa comunicación con el avance del Imperio Romano por Europa y Asia, de tal forma que, al final de la Edad Media, monasterios y castillos poseían numerosas muestras de plantas diferentes: de uso alimenticio, especias, para uso medicinal, o decorativo para usarlas en forma de guirnaldas en fiestas o decoración en las iglesias.
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